Una crónica es una obra literaria que narra hechos históricos en orden cronológico. La palabra crónica viene del latín
crónica, que a su vez se deriva del griego
kronika biblios, es decir, libros que siguen el orden del tiempo. En una crónica los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona. En la crónica periodística el redactor siempre debe estar presente.
Se entiende por crónica la historia detallada de un país, de una localidad, de una época o de un hombre, o de un acontecimiento en general, en la cual sin comentarios personales relatan todos los pormenores.
En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones. Emplea verbos de acción y presenta referencias de espacio y tiempo. Por medio de las crónicas se pueden redactar escritos, tomando las opiniones de varias personas para saber si esto es cierto o no, como en el libro Crónica de una muerte anunciada escrito por Gabriel García Márquez.
Las crónicas son también un género periodístico. Se las clasifica como "amarillas" o "blancas" según su contenido. Las "amarillas" tienen material más subjetivo y generalmente la voz autorizada es una persona o ciudadano común; las "blancas" usan material más objetivo y la voz autorizada es, generalmente, la autoridad, un profesional, etc.
La crónica, género periodístico
El género periodístico se define en función del papel que juega el narrador o emisor del mensaje en relación a la realidad observada. La noticia pertenece al género periodístico de información por excelencia, y el artículo de opinión el más abierto a la subjetividad. Para algunos autores, son estrategias comunicativas que se organizan y se hacen reconocibles tanto para el emisor como para el destinatario. Los textos que pertenecen al género periodístico informan a una gran cantidad de lectores sobre sucesos de actualidad. Predominan, en ellos, la función referencial o informativa del lenguaje y el estilo forma. En este tipo de texto se privilegia el hecho. El periodismo es un método de interpretación de la realidad; para hacer esta interpretación y transmitirla al público se necesitan una serie de filtros, unas fórmulas de redacción, que es lo que llamamos géneros periodísticos.
Algunos teóricos de la comunicación definen los géneros periodísticos como formas de comunicación culturalmente establecidas y reconocidas en una sociedad, un sistema de reglas a las cuales se hace referencia para realizar los procesos comunicativos. Otros autores ven los géneros periodísticos como categorías básicas que construyen la realidad. Los géneros periodísticos se diferencian entre sí con el fin de recoger la complejidad de lo que pasa y exponerlo a los lectores.
Sugerencias para escribir una crónica
Narrar es contar un suceso, hecho, algo que ocurrió y consideramos importante. Todos somos narradores, porque contamos a los demás algo de interés para ellos o para nosotros mismos. Siempre procuramos mantener la curiosidad del interlocutor, deseando crear simpatía o antipatía alrededor del hecho narrado, alimentando uno ola de sentimientos y pensamientos solidarios o adversos.
Cuando los abuelos narran cosas a sus nietos, cuando vamos al cine y luego contamos al detalle y con habilidad las partes del filme. Cuando oímos una información o un hecho que presenciamos y de inmediato nos tienta contarlo a terceras personas. El triunfo deportivo del equipo favorito se convierte en una magistral narración entre amigos, la boda familiar que se desmenuza un día después en una exquisita y sabrosa crónica. Todos en algún momento nos convertimos en narradores. "La literatura aun está viva porque todos somos creadores".
Así sometemos la narración a una técnica periodística, donde el eje de la conversación gira sobre el personaje, el hecho, el lugar, la acción, el tiempo y los móviles. La estructura informativa de quién, qué, cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué. Probablemente se cuente el final ocho líneas antes de que culmine la historia, como suele ocurrir en una historia literaria o novela, y no al principio como sucede en una historia periodística.
El cronista de un medio de comunicación cuenta y narra un suceso, para que sea publicado o transmitido a sus lectores. La calidad periodística, literaria, artística y plástica de cada trabajo publicado -crónica, reportaje, crónica-reportaje- dependerá de muchos factores y circunstancias.
El cronista está obligado, con su enorme capacidad para observar y escribir, no tan solo a interesar al lector en los hechos y en la vida, sino a fomentar en el lector el gusto y el amor por las palabras.
Si escribir es un placer, quien escribe una crónica, un reportaje, un poema en prosa, una novela, debe transmitir ese gusto al lector, para que de igual modo disfrute y goce con la palabra.
La crónica es un género periodístico que cuenta los días y los años que van pasando. Unas veces de manera cronológica, como ocurrió en los primeros tiempos cuando los soldados, catequistas y viajeros narraban los hechos para salvarlos del olvido. Otras, cuando el hecho, los personajes y escenarios se hilvanan para crear un texto narrativo, en que la rigurosidad informativa sea el eje central.
Desde Homero en la Ilíada y la Odisea, y en la Biblia, con sus cuatro cronistas-reporteros-ensayistas que la escribieron, que la crónica no es un compendio de hechos relatados de manera cronológica, sino algo más grande y significativo.
En México el escritor Carlo Monsiváis define a la crónica "como la reconstrucción literaria de sucesos o figuras donde el empeño formal domina sobre las urgencias informativas".
Las diferencias sobre la definición de crónica son tan precisas que, por ejemplo, en Brasil, la crónica aparece publicada en la página de opinión en los diarios: mientras que en México aparece en primera plana, en medio de la información diaria y exaltada como un género distinguido del periodismo.
El escritor Carlos Fuentes cita que la pureza literaria no existe, como de igual manera tampoco podría existir la pureza periodística.
Como estudiantes, podemos adoptar el concepto que más se identifique con nosotros. Pero en su raíz profunda, el trabajo completo de un cronista es relatar un hecho, dándole su contexto social, humano, político, económico, antropológico, psicológico y hasta religioso, etc.
La estructura de la crónica se vuelve universal y así como relata un hecho, también anuncia una filosofía de y para vivir; analiza desde la palabra escrita y emite un punto de vista, una guía de acción. Qué dices, cómo lo dices y para qué lo dices. El poder de la palabra y de la representación visual del hecho. El hecho concreto y especifico. Todo en conjunto evita que la crónica, como género periodístico, se olvide la misma mañana en que sale a la calle a través de los diarios.
Una crónica, entonces, es la fotografía de lo que ocurre en la vida de las gentes y las comunidades que viven con sencillez, narrada de modo sencillo para que sea entendida y comprendida por todos. Esta permite desglosar la vida de la gente, con sus dichas y desdichas, alegrías y tristezas, fracasos y triunfos. Un relato social, antropológico y sicológico de las personas.
Hay crónica épicas (batallas o guerras), costumbristas (su rasgo distintivo es un tono picante en el texto, con diálogos costumbristas y de crítica social); noticiosa (da a conocer un hecho trascendente para uno o varios países); literaria (relato de imaginación) También puede ser autobiográfica.
Es necesario saber que una crónica se emparienta y añade, a veces, con la literatura, porque contiene valores estéticos y con el lado humano de las cosas y los hechos, porque "cautiva vivamente al lector".
En su contenido se dan tres elementos: la descripción del suceso, que incluye las emociones que provocan; y la reflexión y el punto de vista del cronista, por cuando es testigo directo, inmediato, presencial de los hechos.
Una crónica "debe ser escrita de manera literaria de tal suerte que el lector pueda recrearse con su lectura. Claridad, sencillez, precisión y concisión serán claves en la redacción de la crónica". De los géneros periodísticos, la crónica está hecha por naturaleza para el disfrute de la literatura, de la palabra, del lenguaje y de los hechos.
Únicamente cuando el reportero ama la vida, la crónica es un compendio de fuerza, energía y poderío narrativo y una guía social, política y ética.
Recordando que en una crónica periodística, el autor va entremezclando los hechos y su opinión.
La rigurosidad informativa y la belleza cadenciosa de la palabra en una crónica, en un texto periodístico cualquiera, no son un artificio que provenga de una norma o una disciplina. Una crónica es ante todo un relato que necesita libertad para crear y recrear los hechos y el lenguaje. Es un relato detallado, principalmente en tiempo de un suceso. Narra el hecho, la acción, el paisaje, la trama y las ideas y describe a los personajes y a las ciudades.
La crónica descubre y redescubre al mundo, porque es un rostro de la realidad inmediata, la cara cotidiana, un momento estelar en la vida de los hombres y los pueblos.
Es un género periodístico que entrega a los lectores una visión de la sociedad y la vida. El cronista se nutre y alimenta de los hechos, las situaciones, las vivencias, las experiencias, la investigación y el documento. El relato hablado de las personas y del tiempo, en una crónica, la experiencia humana rige la estructura narrativa. Ser cronista, hacer periodismo, es algo mucho más que desarrollar, experimentar o practicar un género periodístico o literario.
De este modo, el cronista informa y reflexiona sobre la manera en que la familia, la escuela, la religión, política, ética y sociedad, mueven al personaje, de qué manera la pasión y la reflexión del personaje definen la historia del hecho.
El lenguaje coloquial de la crónica es el puente tendido entre las partes.
Gabriel García Márquez dice que los periodistas debemos reservar una media hora diaria para reflexionar sobre lo que estamos haciendo y como lo hacemos.
Una crónica es un género periodístico con un valor informativo, con un valor estético y con un valor ideológico. Informativo, porque trasmite el conocimiento de un hecho documentado. Estético, porque como cita Marsillach "todo periodismo debe tener calidad literaria" con frases claras, poderosas, sencillas, rítmicas, sonoras, como en la Biblia, para que el lector pueda saborear la belleza y la cachondez de las palabras. Ideológico, porque expresa ideas, maneja ideas y desarrolla ideas.
Los maestros dividen a la crónica en tres ramas:
Informativa: amplía y desmenuza el hecho noticioso. Sin la opinión o juicio del periodismo.
Interpretativa: un relato subjetivo, más que informativo. El reportero se documenta con la realidad para dar un significado al fenómeno social.
Opilativa: relato de un suceso presenciado o reconstruido por el reportero. Se informa y comenta el asunto que se aborda.
Cada periodista tiene su propia reflexión sobre lo que significa la crónica.
De entre las diferentes definiciones para la crónica, de los teóricos y maestros, Campbell cita: que una crónica narra y cuenta como ocurrió el hecho.
Raymundo Riva Palacio- periodista- dice:
La crónica es un género complicado que apela indispensablemente a la precisión visual y a la búsqueda incansable del detalle. Llamada "nota de color", es un genero empleado con mucha frecuencia en los medios impresos. Puede ser redactada en forma cronológica o a partir de un momento climático. Puede ser sobre un acontecimiento determinado o sobre una persona.
Rivas Palacio, sintetiza a las crónicas en dos clases: interpretativa y la impresionista. La primera es un cuadro político como reacción a una polémica coyuntural, la segunda, retrata el ambiente en que se desarrolla el suceso.
Según Monsiváis, el concepto de la crónica está sujeto a los tiempos políticos y sociales.
Una crónica es el testimonio, el espíritu, de la época inmediata. Es así la conciencia moral de cada tiempo y cada vida recobrada y capturada en la palabra. El estilo de vida en el país, el ejercicio del poder, las pugnas entre grupos y partidos, la movilización ciudadana, etc. Representativos de la crónica son los nombres de Gutiérrez Nájera, Luis G.Urbina, José Guadalupe Posadas, John Redd, Martín Luis Guzmán, Salvador Novo, José Joaquín Blanco, todos ellos cronistas destacados para principios del siglo XX...
La crónica tomo un nuevo respiro y una mezcla insólita y soberbia de géneros, rayando en el ensayo. Para los años treinta, la crónica -dice Mario Vargas Llosa sobre Azorín- se le cataloga como un género menor encargado de la experiencia cotidiana y citadina.
Dos corrientes archivan a la crónica: el reportaje como el género victorioso, el hermano mayor del periodismo, la consagración del reportero, ansioso y a costa de todo por obtener la exclusiva. Y el artículo, patrimonio único de los enterados y doctos como José Vasconcelos, Luis Cabrera, Antonio Caso, Vicente Lombardo Toledano. Cada reportero y articulista se siente héroe de la historia.
Durante tres décadas, la crónica mira otra vez al pasado y se convierte en un texto nostálgico. Destacan los cronistas mexicanos Salvador Novo, Renato Leduc José Alvarado. Una excepción magnifica son las crónicas de José Revueltas, quien testimonian la lucha de clases y en el movimiento de 1968, se trasfigura como héroe civil de miles de estudiantes. Imposible es permanecer ajeno a la vida misma del país. Para entonces la crónica, el reportaje y el artículo, resucitan para narrar una historia. Demostrando así que la crónica jamás ha necesitado del poder para existir, necesita, en cambio, de los lectores.
En el fin y principio de un milenio, la fuerza universal de una crónica también es urdir, tejer, hilvanar, puentes para que los hombres y los pueblos se entiendan y comprendan entre sí, más allá de ideologías, para vivir, mínimo, con dignidad. Todo lo que contribuya al crecimiento social y moral del hombre es el objeto, la esencia misma, de una crónica.
En la nueva estética de la crónica, la descripción exacta de los hechos, la rigurosidad informativa, definen y trazan, el mundo. Conocer, entender, comprender, al hombre es tarea inacabada del cronista y columna vertebral de su narrativa. Más todavía, ¿cuántos de estos cronistas, escritores o reporteros, además de sobrevivir al olvido y documentar la historia de su tiempo, cambiaron la vida misma?